Abstract:
No muchos años antes de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac, los habitantes del valle del Anáhuac seguían guerreando unos contra otros, con el único fin de tomar prisioneros para sacrificarlos al Sol-Huitzilopochtli, que era el dios que había convertido a los aztecas en su pueblo elegido. Vestidos de águilas y tigres, los aztecas luchaban por someter a todos los hombres a su dios.